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hace 4 meses
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Se entienden los festejos, pero del Técnico Universitario 2023 se esperaba más

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El Rodillo Rojo, que siempre jugó bien, tendrá que consolidar su proyecto enfocado en mejores posiciones y más allá de la disputa de la Sudamericana

Del 2023 del Técnico Universitario de la ciudad de Ambato se esperaba más. Aquello no pretende desmerecer una temporada histórica, pero sí contextualizar entre lo que se amenazó vs lo que se consiguió.

El cierre de 2022, salvando la categoría con lo justo, condenando al descenso a su acérrimo rival, pero ante todo dejando en cancha estelas de muy buen fútbol, hizo que Juan Pablo Buch sea ratificado para 2023 en el Técnico Universitario. Al final los resultados estuvieron a la vista, pero con menos puntos y brillo del que se esperaba.

 

Décimo luego de una mala primera etapa, aunque siempre fue un rival durísimo para todos, el Rodillo Rojo mejoró en algo en la segunda y fue noveno. Y en un formato generoso con los premios, volvió a un torneo internacional, como la Copa Sudamericana, después de más de una década de ausencias. Aquello, con justa razón, fue celebrado en las calles del centro del país por los suyos.

 

Siempre jugó bien, de eso no queda ninguna duda. Aquello, además, respalda la gestión del entrenador colombiano, quien más allá de haber sido ratificado para 2024, no pudo trabajar con la estabilidad que se necesita. Y ese es un llamado de atención para su dirigencia, para un futuro. A lo largo del año siempre había el rumor del despido, esa inestabilidad tan propia en los clubes del centro, hasta que al final de cuentas su vicepresidente, Beto Jara, discutió con el estratega y su proceso corrió peligro. Menos mal que la hinchada, mayoritariamente, pidió la continuidad. El equipo jugaba muy bien al fútbol, y a momentos conseguía resultados tan inesperados como valiosos.

 

¿Qué podemos esperar del cuadro Universitario? Madurez dirigencial, esa evolución que ya mostraron al esquivarle a los escándalos mediáticos de suplantaciones de firmas y demás, aquello que ha sido desterrado para bien del equipo y los suyos. En lo económico no han tenido quejas y en los organizacional, se ve que los esfuerzos rinden sus frutos porque ya se ha logrado ratificar a buena parte de los futbolistas que han sido figuras en los últimos tiempos. Lo que falta es la consciencia de que los trapos sucios se lavan en casa, y que el todo es más importante que el criterio de uno.

 

La Copa Sudamericana aparece como una posibilidad viable. Se verá las caras con la Universidad Católica de Quito en una parada dura, pero en la que es difícil sentenciar el favoritismo de unos u otros. Será un partido único, que por la naturaleza del sorteo quedó fijado para jugarse en el estadio Bellavista; siendo un plus que vivirá el Técnico Universitario en 2024. Sin embargo, esa es una ilusión, ya que sus cañones deben apuntarle, definitivamente, al torneo local, al dejar de ser un equipo de media tabla, que se beneficie de las reparticiones tan generosas de nuestro medio, y pensar en dar un salto cualitativo.

 

Las divisiones formativas son una materia en la que se ha reprobado una vez más. No se sabe nada del trabajo que se hace dentro de la institución en ese sentido, en el que, por citar un ejemplo poco agradable, el Macará ya les ha sacado ventaja con la construcción de su centro de alto rendimiento. Que escándalos como el de su equipo femenino, vapuleado e impago, no se repita en sus semilleros, y que pronto logren sumarse a la nueva era del fútbol en nuestro país.

 

¡No fue malo, se entienden los festejos, pero tampoco ha sido un 2023 con mucho para congraciarse! Ojalá que sus cabezas quieran más.

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