Ni el más optimista se lo esperaba (RESUMEN)
Gustavo Alfaro llegó con la varita para aplacar una tormenta que parecía volverse huracán en La Tri
La Selección Ecuatoriana de Fútbol, vilipendiada por la opinión pública, comportamientos y declaraciones, parecía vivir un 2020 negro, mucho más después del efímero paso de un tal Jordi Cruyff, que se fue espantado por delirios de grandeza e intentos golpistas en el seno de la FEF. Pero sería lo mejor que nos pudo pasar.
Llegó Gustavo Alfaro, criticado por gran parte de la opinión pública, que especialmente lo calificó como defensivo, y que lo desacreditó con el tristemente célebre “no ha ganado nada”. Desde el máximo organismo rector del fútbol ecuatoriano explicaron los criterios de escogimiento, de quien llegaba como nuevo seleccionador nacional, pero pocos lo quisieron escuchar en un inicio.
Una súper decorosa derrota ante Argentina en La Bombonera, y no por el resultado, sino por la disposición de un equipo que ni el más optimista en materia de renovación lo habría dibujado, seguido de triunfos categóricos ante potencias regionales como Uruguay y Colombia, a los que ahorcaron en Casa Blanca, y un éxito trabajado en las alturas de La Paz, dieron paso al reclutamiento de los medios. En un abrir y cerrar de ojos, Gustavo Alfaro pasó de ser el don nadie, aupado por una federación señalada, a toda una personalidad que, sin rencores, se dio tiempo de largas entrevistas en las que expuso su filosofía.
El núcleo de un año dorado en materia de Selección ha sido la empatía. Lejos de posiciones y procederes comunes en un entrenador de fútbol, Alfaro se muestra humano, entiende la crítica y explica sus actos. Está en los estadios, cosa que otros, aunque es el sueño de todo futbolero, no lo hacían. Se muestra tomando apuntes. Aseguró haber investigado a todos los convocables en el exterior y trata de abrirse paso en una selva futbolera que está plagada de partidos y torneos en el calendario. Gustavo es un didacta, un tipo que sin duda habrá leído muchísimo, y que con ese don, no sólo conquista a la prensa y al aficionado, sino que lo hace, hablándoles con la verdad, a sus jugadores.
Ha sido claro en decir, durante sus entrevistas, que la misión inicial era convertir al futbolista en un hincha más de la Selección Ecuatoriana de Fútbol, cosa que parece haber logrado. Y si en cuatro partidos hizo que el Equipo de Todos marque trece goles, hay que decirlo: que siga siendo defensivo.
Para ir cerrando. En el fútbol mucho se habla de los proyectos, pero los mismos no acaban de ser entendidos de forma global. El seleccionador nacional tiene claro su trabajo fuera de lo político en nuestro balompié, y además de ser un ilustre visitante de los escenarios en los que se juega fútbol en el Ecuador, tampoco ha escatimado visitas regulares a los entrenamientos de Jorge Célico, Patricio Urrutia, Jimmy Bran y Emily Lima, principales de las Sub 20, Sub 17, Sub 15 y femenino; homologando, o al menos tratando, la metodología, compromiso y visión.
Con todo respecto, gracias por irse profesor Cruyff.