¡Papá Aucas conmovió al fútbol con un título que parecía imposible!

Lo que parecía que nunca iba a ocurrir, finalmente se dio en 2022. Un año inolvidable, porque Sociedad Deportiva Aucas al fin pudo dar su primera vuelta olímpica profesional, y así dejar atrás historias de idolatría, de gestas más bien sociales y de torneos provinciales. Y para que sea más lindo, el éxito se produjo en una gran final sobre el Barcelona Sporting Club, su arraigo popular y sus vitrinas nutridas de trofeos y proezas. 

Papá fue el campeón indiscutido. Más allá de la gran final, en la que se impuso por uno a cero al Ídolo del Astillero, el equipo quiteño fue el mejor de toda la temporada, sumando 63 puntos más 26 de gol diferencia en la tabla acumulada, además de haber ganado la segunda etapa con 37 unidades más 20.

Sin embargo, no todo comenzó siendo color de rosa como terminó. El barco del elenco Oriental iba a la deriva bajo la dirección de Héctor Bidoglio, una conducción deficiente de un equipo con muy buena inversión y plantel, en medio de mitos urbanos que hablaban de internas y decisiones que conspiraban contra la paz del grupo. En esos momentos apareció la figura, casi fantasmal porque muy poco aparece en los medios de comunicación, del presidente Danny Walker; quien tomó la medida de cortar el peregrinaje, pero que además le dio una vuelta de tuerca a la historia de la institución, al apostar por César Farías.

Más allá de ciertas opiniones que de entrada descalificaron al venezolano por su simple nacionalidad, este probó que se trataba de un entrenador con nivel de selección. Llegó a cambiar la metodología, el pensamiento y los manejos a nivel de un club profesional. Ordenado, presente, frontal y evidentemente preparado para dirigir, Farías nos dio una probada de fútbol moderno desde su llegada. Desde su proceder cuando tuvo que estar frente a los medios de comunicación, pasando por el manejo de las presiones cuando su equipo estaba cerca pero aún no lograba la gloria, y con disposiciones tácticas siempre en virtud del partido de turno y dejando atrás el dilema del “equipo ideal”. Así se coronó el Aucas campeón.

César también dio muestras de humildad. Con su llegada recordó que en el Ecuador tenía a un viejo amigo de sus épocas de selección nacional y no dudó en convocarlo para integrar su equipo de trabajo. El llanero le encargó responsabilidades no menores a Sixto Vizuete, quien con el pasar de las fechas fue ganando protagonismo, una vez que los medios de comunicación se enteraban de su participación en la dirección del ahora campeón nacional. Decisión que les valió una mejor llagada al futbolista ecuatoriano y que fomentó una competencia interna, que derivó en un remate de temporada en el que Aucas mostró que tenía en plenitud de forma y bien motivados a todos los jugadores de su plantel.

En el cuerpo técnico del Ídolo del Pueblo funcionó a la perfección su ala de análisis de video y de big data. Los tradicionalismos quedaron en el pasado, y más allá de los aspectos de cancha, entraron en juego situaciones de las que otrora sólo escuchábamos hablar a potencias mundiales o al entrenador de la Selección Ecuatoriana de Fútbol, Gustavo Alfaro. Cada futbolista del campeón reinante estuvo bajo la mirada de las estadísticas y la ciencia, para valorar sus rendimientos físicos y futbolísticos. ¡Toda una novedad, aunque parezca increíble, para un fútbol como el nuestro!

Situaciones que desembocaron en la alegría para miles, en una especie de histeria colectiva ante un acontecimiento que parecía un imposible. La historia de ascensos y descensos, las amenazas de desaparición y quiebra, finalmente quedaron en un pasado doloroso. Sociedad Deportiva Aucas le rindió un homenaje a su hinchada, tan sufrida ella, con un título nacional; con una vuelta olímpica soñada. Y ellos, gratos con todo el sufrimiento que debieron soportar, realzaron una campaña para recordar a todos ellos que se fueron de este mundo sin ver al Oro y Grana celebrar. Conmovedor hasta las lágrimas, pero ante todo esperanzador, porque el proceso seguirá y la dirigencia ha obrado con coherencia en el mercado de transferencias.

Luis Alberto Otero Hurtado