Todo menos resultados (RESUMEN)
América dejó buenas sensaciones pese a su inmediato descenso
Definitivamente cuando los astros no se alinean, las cosas no funcionan. Aquello le pasó al América de Quito, el tradicional Equipo Cebollita, que después de muchos años entre el ascenso y la Serie B, finalmente logró regresar a la primera división.
Aunque de inmediato, en cuestión de diez meses, nuevamente fueron relegados a la división inferior, las cosas no fueron del todo malas. Quizá cometieron errores con la llegada de refuerzos y la contratación de entrenadores, que uno a uno desfilaron impidiendo la estabilidad emocional y deportiva del grupo.
Pero si a un descenso se le puede sacar provecho, el equipo capitalino puede ostentar de aquello. Porque un largo proceso de jugadores de cantera, propios y con identidad, ganaron minutos que en un futuro serán determinantes para la vida deportiva del club. Muchos volverán, como los hermanos Kevin y Alexander Ushiña, y otros seguirán su crecimiento en la primera categoría como Daniel Segura y Nicolás Dávila.
Otros continuarán siendo parte de un proyecto que, desde ya, apunta, por infraestructura y organización, a ser uno de los más poderosos de 2020 en la Serie B, y por ende candidato a reconquistar el ascenso. Y no por el simple hecho de su tradición e historia, sino porque han trabajado en una estabilidad que muchos, incluso en primera, desearían.
El América de Quito es uno de esos equipos que distan mucho de la realidad de los descensos, que es la orilla opuesta, por ejemplo, a lo que vive un Fuerza Amarilla maniatado por los problemas económicos y la falta de patrimonio deportivo. El Equipo Cebollita tiene todo para pronto sentar raíces en el balompié ecuatoriano.