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hace 6 años
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Imperdible: “Lloré de impotencia cuando me retaba Sampaoli”

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Fernando Gaibor, el 10 del CAI, confesó cómo se transformó su carrera profesional

Dueño de la 10 de Bochini en el Club Atlético Independiente de Avellaneda, Fernando Gaibor confesó que fue Jorge Sampaoli, actual director técnico de la Selección Argentina, quien le forjó su “mentalidad ganadora” cuando lo dirigió en el Club Sport Emelec.

 

A sus 26 años, Fernando Gaibor destaca hoy por hoy como uno de los mejores exponentes del balompié profesional de la Mitad del Mundo, formando parte del Independiente de Avellaneda en el que bajo el comando de Ariel Holán, aspira a seguir evolucionando después de haberse sacrificado durante varios años para cumplir su sueño de ser futbolista.

Entrevistado por el diario ‘Olé’ de Argentina, el 10 de los Diablos Rojos recordó los largos viajes que debía hacer desde su natal Montalvo (Los Ríos) hacia Guayaquil, hasta que llegó Jorge Sampaoli al Club Sport Emelec para marcar un antes y un después en su carrera. “Me formó la mentalidad ganadora”, confesó Gaibor, entre varias otras revelaciones.

La entrevista de diario ‘Olé’ a tu disposición:

"Sampaoli me formó la mentalidad ganadora"
El ecuatoriano del Rojo cuenta cómo el DT de la Selección lo hizo mejorar de la cabeza para impulsar su carrera. Ahora, quiere triunfar en Avellaneda: "Es un gran honor usar la 10".

"Todos los días viajaba en el bus desde Montalvo, mi pueblo, hacia Guayaquil. Dos horas para ir al entrenamiento y otras dos para volver a mi casa. Cuando llegué a la Primera de Emelec continuaba haciendo esa rutina, hasta que una vez me demoré por un accidente en el camino. Entonces, Jorge Sampaoli se enojó. Siempre me decía que tenía que ser el primero en llegar y si bien lo cumplía habitualmente, aquel día cambió todo”. Con un tono ameno, cargado de nostalgia, Fernando Gaibor retrocede a 2010, año en el que comenzó a escribir su historia profesional bajo la conducción del actual entrenador de la Selección Argentina. El oriundo de Casilda lo dejó marcado para siempre. Por los consejos, las enseñanzas, la exigencia, los retos y los gestos humanitarios, como el que tuvo tras aquella llegada tarde. “Me aconsejó que no viajara más, que tenía que cuidarme. Habló con la dirigencia y me alquilaron un cuarto. Por eso digo que tuvo una gran influencia en mi formación mental y futbolística”. Fue el Zurdo quien lo hizo debutar en Primera. La persona que le indicó el camino a seguir, el responsable del proceso madurativo. Han pasado casi ocho años y el mediocampista central de Independiente muestra gratitud.

-¿Cómo describís tu experiencia con él?
-Le tengo mucho respeto y aprecio porque me hizo debutar en Emelec y junto a su ayudante, Sebastián Beccacece, sacaron muchas cosas buenas de mí. Sampaoli me formó la mentalidad ganadora. Es un técnico muy estricto en cuanto a la parte táctica. Es un perfeccionista. Uno como futbolista viene a entrenarse y a veces se relaja un poco. O se toma las cosas con calma. Uno de los aprendizajes que me dejó es que no hay que perder un día, sino aprovechar al máximo porque esto pasa rápido y cuando te das cuenta estás afuera del fútbol. Siempre trato de inculcarlos en mi carrera y en mi familia.

-¿Cómo se produjo esa transformación mental?
-Todo el día me estaba exigiendo y estaba atrás mío. Si lo hacía es porque creía que tenía las condiciones para exigirme. Un par de veces lloré de impotencia porque me retaba y yo, en mi inmadurez, pensaba que él lo hacía por gusto. En otras oportunidades me puse mal al dejarme afuera de algunos partidos. En gran parte formó mi mentalidad ganadora y estoy agradecido a él porque así pude conseguir muchas cosas.

-¿Mantenés relación con ellos?
-Cuando se fueron de Emelec perdí contacto. Un par de veces nos vimos cuando fui a jugar alguna Copa y estaban al frente de la selección chilena. Pero ahora, cuando tuve mi primer entrenamiento en Independiente fue en el predio de la AFA y justo ese día Jorge y Sebastián se acercaron a hablar con Holan. Entonces, pudimos saludarnos, aunque no tuvimos tiempo de conversar. Me pone contento ver a dónde llegaron. No tenía un currículum tan grande cuando lo conocí y hoy Sampaoli es el técnico de la Selección. Por algo está allí.

Eran las 11.45 de ayer, cuando el entrenamiento del Rojo había finalizado en Villa Domínico. Sólo él y Sánchez Miño se quedaron a practicar tiros libres. Gaibor se destacó por su pegada en Ecuador y si bien mostró sus dotes en el centro a la cabeza de Braian Romero, autor del 4-0 sobre San Martín de San Juan, continúa con la receta de Sampaoli y aprovecha cada jornada para pulir las ejecuciones: “Estoy muy contento por la asistencia, realmente me gusta hacer ese tipo de acciones. Siempre trato de practicar y mejorar. Eso es clave”.

-¿Qué te sorprendió de Argentina?
-La manera en la que viven el fútbol. Ya tenía algo de información, sabía que acá es otra cosa. Todo el día se habla de fútbol. Es muy diferente a Ecuador, son puntuales las personas que lo sienten así. Acá desde el más chico hasta la persona de mayor edad lo viven intensamente. Por eso el fútbol argentino tiene tanta historia y recorrido.

-Tenés 26 años, tu salida de Ecuador se demoró más de lo esperado. ¿Te costó tomar la decisión de partir?
-No, pienso que se debió a que tuve dos lesiones en el quinto metatarsiano del pie derecho en 2014 y eso frenó mi desarrollo futbolístico. A tal punto que me perdí el Mundial de Brasil (NdeR: Reinaldo Rueda lo había incluido en la lista). En el último tiempo eso cambió, en 2017 tuve uno de los mejores años de mi carrera porque pude jugar casi todos los partidos, sólo falté a tres. Y se me presentó la oportunidad de venir acá y no lo dudé. En Ecuador querían que me quedara, pero acá el técnico había mostrado su interés y eso es único para un futbolista.

-¿Qué diferencias notás entre el juego de aquí y de la liga ecuatoriana?
-En Ecuador el fútbol es más técnico y fuerte. En cambio, aquí se juega con gran intensidad, no se hace mucho la pausa y hay verticalidad. Sin dudas que son cosas a las que hay que adaptarse. Cuando uno quiere estar al máximo nivel tiene que poner la mayor voluntad y sacrificio. El hincha argentino está acostumbrado a eso. Igual, el fútbol ha cambiado bastante. No sólo se juega con intensidad sino que se piensa mucho. No todo es correr, sino jugar posicional y saber ubicar el balón. Desde pequeño he tenido ese estilo y siempre traté de mejorarlo.

-Por eso Holan te trajo, para otorgarle pausa a un equipo con mucho vértigo.
-Me han seguido y saben lo que doy y puedo dar. Me pide que le meta intensidad y posesión, que haga jugar al equipo y que esté lo mejor posible para sacarle provecho.

-¿Qué significa usar la número 10?
-Soy una persona a que le gusta ponerse metas y tratar de alcanzarlas, aunque parezcan inalcanzables para cualquiera. Estar acá con la camiseta que me toca llevar, no es un peso sino un gran honor. Haré todo lo posible para poder honrarla como se debe, más que nada por esta gran institución que me abrió las puertas. Espero no defraudar al cuerpo técnico y mis compañeros.

-¿A quién admirás en tu puesto?
-A Steven Gerrard. Me gustaba mucho la forma de jugar, defendía y llegaba mucho al gol. Desde muy pequeño lo ví y me encantó el estilo de él. Tenía muy buena pegada, hacía grandes cambios de frente y casi no erraba pases. Siempre lo admiré.

-¿Seguís mirando videos para aprender?
-Miro de él y también de Ronaldinho porque me gusta cómo ejecutaba los tiros libres y los penales. Además, le destaco la rapidez mental para filtrar un pase. Y al momento de observar partidos, elijo al Manchester City. Siempre trato de mejorar y sacar algo positivo de lo que observo. Lo mismo hago con Cristiano Ronaldo y Messi. Para mí Messi es un ejemplo. Antes no pateaba tiros libres y hacía pocos goles de cabeza por su estatura. Sin embargo, practicó y ahora hace goles de tiro libre, a veces de cabeza y también con la pierna derecha. Jugadores como ellos buscan ser más completos y eso los lleva a donde están.

-¿Qué conservás de ese niño que jugaba en el pueblo y le decían Chenan?
-(Sonríe) Casi todo. Lo único que ya no juego de delantero y no hago muchos goles. En la escuela siempre era el goleador de todos los torneos que jugábamos. Sigo siendo la misma persona, creo que no he cambiado casi nada. Sólo la mentalidad. Antes si no hacía un gol me iba enojado a mi casa y no quería comer. Era muy explosivo. Con el paso del tiempo he madurado mentalmente.

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