El verdadero Orgullo de Manabí (RESUMEN)
Delfín coronó con el título nacional una era bien encaminada por José Delgado
Después de un largo peregrinar en el fútbol de ascenso, el Delfín de Manta, con José Delgado como su cabeza principal, finalmente se coronó en la temporada 2019; luego de varios años de consolidación y estructuración deportiva.
Y sí, como a todos en la provincia, ellos tuvieron que levantarse de los escombros que dejó el terremoto sufrido un 16 de abril de 2016 en la localidad. Pero el empuje, el temple y el aliento de todos quienes son parte del Delfín, en calidad de directivos, colaboradores, cuerpos técnicos e hinchas, hicieron posible que nuevamente la corona del fútbol ecuatoriano salga de Quito y Guayaquil. Ahora la tienen en Manta.
El Delfín, en cada temporada, dio muestras de sapiencia deportiva. Porque obviamente con una columna vertebral que han sabido mantener y trabajar, las ventas de jugadores significaban una oportunidad de ser mejores. Contrario a lo que se piensa, en el equipo nunca ha ocurrido aquella desmantelada propia de los equipos que hacen una gran campaña y proyectan talentos a los clubes grandes. Y a esto hay que ponerle nombre y apellido: Fabián “El Toro” Bustos.
Él, como gerente deportivo en varias oportunidades, especialmente con aquel equipo soñado y que era dirigido por Guillermo Sanguinetti, para después hacerlo como entrenador principal, fue el visionario que supo estructurar plantillas realmente poderosas y de la nada. Habría sido imposible sin la capacidad financiera de su presidente, pero quedó probado que una de las claves en el fútbol es saber contratar; y vaya que en el Cetáceo saben hacerlo.
Un equipo aguerrido, fuerte en todas sus líneas y consciente de sus virtudes y defectos, hizo lo justo a lo largo de este año. Se enfocó en el torneo internacional mientras duró, avanzó a la gran final de la Copa Ecuador, torneo del que fue despojado de otra alegría por serios fallos arbitrales, y se metió a los play-offs. En las instancias finales apareció todo lo antes descrito, más la experiencia de sus puntales, para dejar en el camino al campeón de la Copa Sudamericana como Independiente del Valle, después al mejor de la temporada regular como lo fue Macará, y finalmente maniatar a Liga de Quito para tomarse revancha por lo ocurrido semanas antes en la otra final que jugaron.
Y al final la alegría, los justos festejos, la euforia y los reconocimientos. El Delfín tiene a Manta y a Manabí sumergidos en una verdadera fiesta desde que Pedro Ortiz se graduó de héroe al brillar en la tanda de penales. El sentido de pertenencia, el orgullo y la misión cumplida avala todo aquello.
¡Salud campeones!